lunes, 23 de diciembre de 2013

Gritos complices en silencio.

Porque a veces quieres decirlo todo y no puedes. Te quema por dentro como un ascua incandescente. Y no puedes, no debes. Miras y callas y de repente surge lo inesperado. Lo notas. No estas solo. Le pasa lo mismo. Y sin mediar palabra una mano roza su espalda. Ella se inclina sin decir nada pero dejando entender que le encantaría quedarse entre tus brazos. Sus ojos sonríen sin cambiar su expresión dulcemente perfilada. Es el secreto del silencio. La magia de la complicidad.
Es una pena que justo ahora tenga que irse. Pero volverá.

Todo tiene su lugar, todo tiene su momento, y nuestro momento aun esta por llegar...